Evangelio del día – ¿Está el reino de los cielos en el cielo o en la tierra?

Reflexion del evangelio de hoy

Mucha gente que tiene fe en el Señor cree que el reino de los cielos está en el cielo. ¿Es ese el caso? La oración del Señor dice: “[…] padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu Nombre; venga tu reino; hágase tu voluntad, así en la tierra, como en el cielo” (Mateo 6:9-10). Apocalipsis dice: “[…] El reino de este mundo ha venido a ser reino de nuestro Señor y de su Cristo […]” (Apocalipsis 11:14). “[…] La ciudad santa, la nueva Jerusalén , descender del cielo por la mano de Dios […] Ved aquí el Tabernáculo de Dios entre los hombres […]” (Apocalipsis 21:2-3). Entonces, ¿está el reino de los cielos en el cielo o en la tierra?

En cuanto a si el reino de los cielos está realmente en el cielo o en la tierra, primero debemos entender qué es realmente el reino de los cielos. Todos sabemos que el “cielo” normalmente se refiere a lo celestial, a Dios. Entonces, naturalmente, el reino de los cielos se refiere al reino de Dios y es el reino donde Dios está en el poder, es el reino de Cristo. Entonces, ¿está el reino de Dios en la tierra o en el cielo? Primero, veamos lo que dice el Padre nuestro. “Vosotros, pues, orad de esta manera: “[…] padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu Nombre; venga tu reino; hágase tu voluntad, así en la tierra, como en el cielo” (Mateo 6:9-10). ¿No son las palabras del Señor Jesús muy claras? El Señor requiere que oremos para que el reino de Dios descienda a la tierra, para que Su voluntad se lleve a cabo en la tierra.

El Señor Jesús no dijo que el reino de Dios se establecería en el cielo, y Él nunca nos dijo concretamente que mantuviéramos la esperanza y oráramos por el día en que seríamos arrebatados al cielo. Entonces, esperar que nos lleven al cielo para entrar en el reino de Dios, ¿acaso no contradice las palabras del Señor y Su voluntad? Echemos un vistazo a una profecía del Apocalipsis 11:15, “El séptimo ángel sonó la trompeta; y se sintieron voces grandes en el cielo que decían: El reino de este mundo ha venido a ser reino de nuestro Señor y de su Cristo , y, destruido ya el pecado”. Y luego, está la 21:2-4: “Vi la ciudad santa, la nueva Jerusalén , descender del cielo por la mano de Dios, compuesta, como una novia engalanada para su esposo. Y oí una voz grande que venía del trono, y decía: Ved aquí el Tabernáculo de Dios entre los hombres, y el Señor morará con ellos. Y ellos serán su pueblo, y el mismo Dios habitando en medio de ellos será su Dios. Y Dios enjugará de sus ojos todas las lágrimas; y no habrá ya muerte, ni llanto, ni alarido, ni habrá más dolor, porque las cosas de antes son pasadas”. Estos versículos mencionan: “El reino de este mundo ha venido a ser reino de nuestro Señor y de su Cristo;” “Vi la ciudad santa, la nueva Jerusalén , descender del cielo por la mano de Dios,” “Ved aquí el Tabernáculo de Dios entre los hombres,” Se refieren al reino de Cristo que se realiza en la tierra.

La obra de juicio de Dios Todopoderoso en los últimos días es establecer el reino de Cristo en la tierra. Antes de que el gran desastre llegue a la tierra, Dios formará un grupo de vencedores y ellos serán los pilares del reino de Dios. Son los que gobernarán junto a Dios en el reino de Cristo. En el desastre, aquellos que han sido perfeccionados por Dios serán las personas del reino de Dios. Aquellos que nunca han aceptado la obra de Dios Todopoderoso en los últimos días serán expuestos y eliminados por Dios y no formarán parte del reino de Cristo. Las profecías en el libro del Apocalipsis empiezan con las declaraciones de Dios encarnado en los últimos días y luego pasan al final del gran desastre, cuando el reino de Cristo se realiza en la tierra, y después pasan a la eternidad de un cielo nuevo y una tierra nueva. Cuando estas profecías se cumplan y se completen, el plan de gestión de Dios se cumplirá por completo. Por eso, todos aquellos que acepten la obra de Dios Todopoderoso en los últimos días, mientras hayan sido purificados y perfeccionados, serán el pueblo del reino de Cristo. Son los que Dios convertirá en el grupo de vencedores antes del desastre. Son aquellos que pueden prestar atención a las palabras de Dios, obedecerlo y adorarlo. Cuando llegue el gran desastre, esas personas serán protegidas y mantenidas por Dios. Pero aquellos que viven en la ambigüedad y la imaginación, que anhelan ser arrebatados en el cielo y encontrarse con el Señor, pero no aceptan el juicio y la purificación de Cristo en los últimos días, serán ajusticiados en el desastre. La mayoría de las personas serán destruidas y una minoría de personas se volverá hacia Dios a través del crisol del desastre. Estas son todas las cosas verdaderas que Dios hará pronto.

El Señor Jesús nos prometió: “[…] Yo voy a preparar lugar para vosotros.Y cuando haya ido, y os haya preparado lugar, vendré otra vez, y os llevaré conmigo, para que donde yo estoy, estéis también vosotros” (Juan 14:2-3). La verdad es que hay misterios en las palabras del Señor. Si nos fijamos en ellas a través de nuestras propias nociones e imaginaciones, entonces, el Señor Jesús regresó al cielo, así que seguro que estaba preparando un lugar para nosotros en el cielo. ¡Verlo de esa manera es un gran error! En la obra de Dios, no podemos confiar en nuestras propias nociones e imaginaciones porque Su obra es incomprensible para los seres humanos. Sólo podemos obtener claridad sobre estas cosas una vez Él las haya completado y se hayan presentado ante nosotros. Nosotros tampoco lo entendemos hasta después de haber aceptado la obra de Dios Todopoderoso en los últimos días y haber visto los hechos de la obra que Él ha completado. Que el Señor Jesús regresara para disponer un lugar para nosotros significa que nacimos en los últimos días, que aceptamos la obra de Dios encarnado en los últimos días, nos sometemos a Su juicio, somos purificados y perfeccionados y finalmente llevados al reino de Cristo. ¡Somos muy afortunados! Dios se ha hecho carne y camina entre la humanidad.

Él ha expresado la verdad para hacer la obra del juicio en los últimos días y nosotros hemos oído la voz de Dios y nos elevamos ante Él. ¿Acaso Él no ha venido a nuestro encuentro? Eso ha hecho. Leemos las palabras de Dios, saboreamos Sus palabras, experimentamos Su obra y asistimos al banquete con Dios. ¿No es eso encontrarse con el Señor? Cuando llegue el día en que la obra de Dios esté completa, cuando hayamos sido purificados y perfeccionados, seremos llevados al reino de Dios. Cristo reina en el reino de Dios y adoraremos a Dios como Su pueblo en Su reino. ¿Acaso esto no cumple con la profecía del Señor: “para que donde yo estoy, allí estéis también vosotros? “Leamos algunos pasajes de las palabras de Dios, veamos cómo el reino de Cristo se realizará en la tierra, cuál será la belleza del reino. Dios dice: “Una vez acabada la obra de la conquista, el hombre será llevado a un mundo hermoso. Esta vida será, por supuesto, todavía en la tierra, pero será totalmente distinta a la vida del hombre hoy. Es la vida que la humanidad tendrá después de que toda la humanidad haya sido conquistada, será un nuevo comienzo para el hombre en la tierra; tener este tipo de vida será la prueba para la humanidad de que ha entrado en una esfera nueva y hermosa. Será el principio de la vida del hombre con Dios sobre la tierra.

La premisa de una vida tan bella debe ser que, después de que el hombre haya sido purificado y conquistado, se somete delante del Creador. Así, la obra de conquista es la última etapa de la obra de Dios antes de que la humanidad entre en el maravilloso destino. Semejante vida es la vida futura del hombre en la tierra; es la vida más hermosa sobre la tierra, el tipo de vida que el hombre anhela, la que nunca antes alcanzó en la historia del mundo. Es el resultado final de la obra de gestión de los 6.000 años, es aquello que más anhela la humanidad, y también es Su promesa al hombre. Pero esta no puede cumplirse de inmediato: el hombre entrará en el destino futuro sólo cuando la obra de los últimos días haya acabado y él haya sido conquistado por completo; es decir, una vez que Satanás haya sido derrotado por completo. El hombre no tendrá una naturaleza pecaminosa después de haber sido refinado, porque Dios habrá derrotado a Satanás, lo que significa que no habrá usurpación por parte de fuerzas hostiles, y que ninguna de estas puede atacar la carne del hombre. Por tanto, este será libre y santo; habrá entrado en la eternidad”.

“Cuando la humanidad haya sido restaurada a su semejanza original, cuando la humanidad pueda cumplir sus deberes respectivos, guardar su sitio y obedecer todos los planes de Dios, Dios habrá ganado un grupo de personas sobre la tierra que lo adoran y también habrá establecido un reino sobre la tierra que lo adora. Tendrá una victoria eterna sobre la tierra y aquellos quienes se le oponen perecerán por toda la eternidad. Esto restaurará Su intención original al crear al hombre; restaurará Su intención en crear todas las cosas y también restaurará Su autoridad sobre la tierra, Su autoridad entre todas las cosas y Su autoridad entre Sus enemigos. Estos son los símbolos de Su victoria total. En adelante, la humanidad entrará en el reposo y entrará en una vida que sigue el camino correcto. Dios también entrará en el reposo eterno con el hombre y entrará en una vida eterna que compartirán Dios y el hombre. La inmundicia y la desobediencia sobre la tierra desaparecerán como lo harán los lamentos sobre la tierra. Todo lo que sobre la tierra se opone a Dios no existirá. Sólo Dios y esas personas que Él ha salvado permanecerán; sólo Su creación permanecerá”.

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